(En la imagen de izquierda a derecha: Bárbara , profesora de apoyo. Imparten el dojo Neus Andreu y Boris Sopko. Daniela es la estudiante traductora.)

Morir no es únicamente una experiencia de la realidad consensuada, como decimos desde el Trabajo de procesos. Es decir, morir no sólamente morimos en términos biológicos y de desaparición de nuestro cuerpo físico. Aunque morir es también esta experiencia desconocida en la que, aparentemente, alguien deja de ser.

Si lo llevamos a otro nivel, la gente que muere, parece que no muere del todo, y se queda con las personas que seguimos vivas, a través de recuerdos, fantasías, sueños nocturnos, apariciones, fotografías, y un amplio rango de sensaciones que nos hacen seguir cerca de esta persona amada que se fue.

Pero hay más. Cuando hablamos de muerte, hablamos de transición y cambio. Hay identidades que mueren, relaciones que mueren, proyectos que mueren; mientras la vida sigue.

Este dojo ha sido una oportunidad más de reflexionar y aprender más sobre toda esta diversidad de experiencias que es la muerte: Cómo integrar el cambio, que es inevitable. Qué hacer con los sentimientos de las que se quedan. De qué manera la cultura blanca debe transformar su relación con la muerte a tantos niveles para la construcción de mundos más conscientes, más justos, más amables para todas las criaturas que los habitan.

Este dojo ha sido mi última formación como estudiante formal de la escuela. No sólo ha aportado más en mi propia facilitación como trabajadora de procesos, sinó que también me ha acompañado en este proceso de soltar la identidad de estudiante para ir convirtiéndome en (futura) diplomada de trabajo de procesos.

Pero como todo lo que tiene que ver con la muerte, a menudo las palabras se quedan cortas.

(Escrito por una participante del Dojo en Octubre de 2023)