La importancia de poner conciencia individual y comunitaria sobre los estereotipos y su propagación

La ciencia neurocientífica cognitiva social es una nueva rama de la neurociencia que examina las áreas neuronales que nos impulsan a ser miembrxs de las numerosas redes sociales y culturales que nos rodean. A su vez, demuestra como la estrecha relación de nuestro cerebro con esas redes inciden en la transformación del llamado cerebro social.

El cerebro social es predictivo y genera modelos que nos guían en nuestro mundo exterior. El cerebro usa esa información social que penetra desde el mundo externo para dibujar las plantillas sociales que definen tanto lo que debemos esperar de otras personas como de nosotrxs mismxs. Parte de la información de esas plantillas está sesgada por los estereotipos.

Estereotipo: Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable. Rae

¿Cómo funciona nuestro cerebro?

El cerebro tiene una naturaleza plástica y cambiable. Es definido como un procesador de información más bien pasivo, que reacciona y se adapta constantemente a las enormes piezas de información que recibe cada día. Funciona como un Sistema de Orientación Proactivo, que genera continuamente predicciones sobre lo que puede pasar a continuación, estableciendo, por tanto, antecedentes. Nuestro cerebro observa la coincidencia entre esas predicciones y el resultado real, y devuelve mensajes de error para que se actualice el precedente y así, nos podamos orientar con seguridad a través del bombardeo de información que recibimos continuamente. El objetivo principal de este sistema es minimizar el “error de predicción” generando y actualizando de prisa y de forma continua los antecedentes a partir del rumbo de los acontecimientos. Estos antecedentes aprovechan mínimas cantidades de información para calcular el siguiente paso y garantizar que no haya sorpresas, lo que disminuye la necesidad de volver a comprobar o dar demasiadas vueltas a las cosas, que sería un despilfarro desde el punto de vista cognitivo. Cuando llega información sobre un nuevo desajuste, se reconstruye rápidamente un nuevo antecedente. Esta codificación predictiva se aplica a imágenes, sonidos, movimientos elementales, lenguaje, arte, música, humor, reglas de comportamiento social…

De esta manera nuestro cerebro crea plantillas, formadas por imágenes que funcionan como guía y que son demasiado generales y que, además, sacan conclusiones rápidas. Esta información es importante también para entender cómo funciona el trauma y cómo trabajarlo, pero en este artículo no abordaré esta temática. ¿Por qué entonces hablar de esto? Porque las experiencias personales, las normas, las expectativas culturales y sociales del sistema político en el cual vivimos, desvían y distraen nuestro sistema predictivo de orientación. Los estereotipos son agentes externos que tienen la capacidad de variar y cambiar nuestra visión del mundo. La neurociencia cognitiva social ha demostrado que los estereotipos transforman nuestro cerebro. Todas reproducimos en mayor o en menor manera estereotipos, por ello, la importancia de poner conciencia y corregirlos, es nuestra responsabilidad como individuxs y comunidades.

Los estereotipos

Se puede entender a los estereotipos como las generalizaciones o características teóricamente típicas sobre un grupo determinado de personas. Éstas son muchas veces negativas y en ocasiones se refieren a aptitudes concretas o a falta de ellas. Si hilamos más fino, algunos estereotipos son fruto de conflictos socio-históricos, otros de la necesidad de buscar culpables en contextos como crisis económicas, guerras y conflictos diversos. Todo ello dentro de un marco de pensamiento que entiende a lx otrx como el diferente, llamado por varias escuelas de pensamiento, como la Otredad y Alterofobia, cuando se habla específicamente del miedo hacia lxs otrxs. Cada cultura tiene su particular manera de marginalizar ciertos estilos, edades, géneros, identidades… Si nos situamos en el marco de la cultura occidental, los estereotipos estarán marcados por códigos racistas, sexistas, lesbofobos, homofobos, entre otrxs…

Como he explicado unas líneas antes, gran parte del comportamiento social consiste en predicciones. Mediante estas predicciones, adquirimos una serie de instrucciones que muestran las reglas del juego social y hacen que podamos predecirlas, lo que nos permite decir y hacer lo que corresponde y evitar meteduras de pata. Es justo aquí, en las instrucciones, que parte de su contenido está escrito por la impronta de los estereotipos. Se pueden definir también como atajos sociales, que nos permiten un acceso rápido (aunque no siempre acertado) a toda una serie de expectativas sobre cómo se van a comportar otrxs, cómo van a reaccionar a nosotrxs, si serán sociables, introvertidxs o solitarixs… Los estereotipos también se pueden incorporar como un sistema de creencias en nuestro propio sentimiento de identidad: ¿qué se espera de alguien como yo? ¿cómo debo comportarme según mi sistema de género? Cuando esas creencias se incorporan en nuestra identidad, pueden adquirir forma de críticos, que son voces que nos limitan nuestra diversidad, marginando partes de nosotrxs mismxs, como sentimientos, creatividad, etc. Este mecanismo llega a su extremo, con la llamada Opresión internalizada. La Opresión internalizada se define como el mecanismo por el cual, los estereotipos negativos asociados a grupos marginados y discriminados, se vuelcan al interior de las personas de esos colectivos, siguiendo la estructura explicada anteriormente: lo externo se hace interno a través del sistema de creencias y las voces de los críticos.

El cerebro procesa de manera diferente a los estereotipos

El cerebro procesa las categorías sociales asociadas a los estereotipos de forma diferente a como procesa otro conocimiento semántico más general. La información social se almacena en una base de datos “neutral” pero se procesa separadamente y se etiqueta con deducciones sobre lo que puede esperarse de lxs miembrxs de una categoría determinada, ya sea positivo o negativo, congruente con las normas de nuestro propio grupo o no, y al margen de cómo se relacione con nuestro sentido del yo.

Por ello, tiene consecuencias en las actitudes en el mundo y pueden alterar la estructura y la función cerebral. Lo que sucede en nuestro cerebro social puede interferir en nuestros procesos cognitivos. Si nuestra carpeta de imágenes de nosotras mismas incluye la pertenencia a un grupo con un estereotipo negativo, la actuación de ese hecho concreto puede provocar los efectos de profecía autocumplida o amenaza del estereotipo.

La profecía autocumplida, la amenaza del estereotipo y la opresión internalizada

La amenaza del estereotipo o profecía autocumplida se conoce a la influencia que ejerce el estereotipo en el plano personal. Pero como hemos visto, el plano personal está relacionado con nuestra identidad social y a su vez es un reto, porque la categoría social a las que pertenecemos está valorada por otrxs.

El sociólogo Robert Merton se refirió a la profecía autocumplida como el estado en el cual cuanto más tienes, más obtendrás. Si perteneces a una clase privilegiada, tendrás más recursos y privilegios. Si invertimos la situación, menos tienes, menos obtendrás.

La neuróloga cognitiva Gina Rippon, habla de la amenaza del estereotipo como un concepto que se centra exclusivamente en las consecuencias de los estereotipos negativos. Incluyo en este concepto a la Opresión internalizada, entendida como la interiorización de los estereotipos negativos. Gina Rippon explica algunos de los síntomas que genera la amenaza: una pauta excesiva de recursos cognitivos a vigilarse y comprobar si se cometen errores, estrés inducido por la sensación de ser juzgadxs y las expectativas negativas sobre su comportamiento. El correlato neuronal específico también funciona diferente, ya que intervienen regiones asociadas al procesamiento social y emocional (el Córtex Cingulado Anterior) en vez de las que habrían sido más apropiadas para la tarea en cuestión. Por tanto, la amenaza del estereotipo añade una carga más a la tarea cognitiva: se activa el sistema de “evaluación de errores” del cerebro, la ansiedad enciende el sistema de regulación de las emociones y los recursos de atención se distraen.

Los buenos y los malos

Cuando se está construyendo la imagen de un grupo, el cerebro pone mucha más atención a los estereotipos negativos. Es decir, la información del tipo: “los de tal grupo roban” se procesa de forma mucho más activa que si la información es del tipo: “los de tal grupo son simpáticos”.

Y a su vez, se vuelve a repetir una fuerte reacción si “un malo” hace algo inesperado que no encaja con la plantilla que se ha creado de su grupo. Sería un ejemplo: un malo regaló flores a su abuela. Esto se entiende como un error de predicción y se activa más, que, en el caso contrario, si un bueno transgrede su norma y hace algo del tipo malo.

Conclusiones

El cerebro social mediante su mecanismo de funcionamiento y su sistema predictivo, absorbe y refleja las actitudes y expectativas de lxs que nos rodean. La neurología cognitiva social pone énfasis en que el cerebro ya está formado parcialmente cuando un bebé nace. A partir de este momento crecerá y se irá desarrollando. A los seis años, el cerebro de unx niñx tiene el 90 por ciento del tamaño que tendrá en la edad adulta. Sin embargo nuestro cerebro está ya activo poco antes de nacer y su desarrollo, dependerá de la unión al entorno en el que se desarrolla; el cerebro es muy sensible a lo que aporta el mundo: cuidados y amor. Si esa aportación es defectuosa, el cerebro la reflejará.

Por ello, porque el cerebro ya está activo y absorbe de muy incipiente, sería necesario poner conciencia como sociedad, como comunidades e individuxs, en los estereotipos que reproducimos y poder corregirlos. Todxs en menor o mayor medida los tenemos y todas somos responsables de corregirlos.

Después de leer este texto, piensa en tu experiencia personal.

¿Te han afectado o te afectan los estereotipos? ¿Cómo? ¿Te sientes identificado con la amenaza del estereotipo y has sentido síntomas en el cuerpo? ¿Qué síntomas? O más bien, ¿con la profecía autocumplida de cuanto más tienes más obtienes?

Toma otro minuto para ver si te identificas reproduciendo estereotipos en tu cotidianidad. Si es sí, ¿Cuáles son? Después de leer este texto, ¿te vienen ganas de tomar más conciencia sobre este hecho y corregirlos? ¿Cómo lo harías?

Este este texto está escrito en su mayoría con información de: Gina Rippon, El género y nuestros cerebros. La nueva neurociencia que rompe el mito del cerebro femenino. También he consultado mis apuntes sobre Trabajo de Procesos, Interculturalidad y Decolonialidad y el libro de July Diamond llamado Power, a user’s guide, donde habla de la autoprofecía cumplida, pág.44.

Sol Abejón Olivera– Círculo de investigaciones del Instituto.